Ucrania, Europa y un segundo Tratado de Roma

5/2022
16 June 2022

Estimados amigos,

Este es un momento histórico para el proyecto europeo.

Es probable que el 17 de junio,  la Comisión Europea proponga ofrecer el estatus de candidato a Ucrania y Moldavia. El 23 de junio habrá una reunión de líderes de la UE y los Balcanes Occidentales. Los días 23 y 24 de junio habrá un Consejo Europeo. La gran pregunta en todas estas reuniones será cómo remodelar la relación de la Unión Europea con las democracias de Europa Central y los Balcanes, en un momento de agresión militar rusa y de amenazas cada vez más ominosas procedentes desde Moscú.

 

¿Puede la Unión Europea admitir a Ucrania?

El ataque de Rusia a Ucrania ha empujado a Finlandia y Suecia a buscar el ingreso en la OTAN. También ha impulsado a Ucrania, Moldavia y Georgia a solicitar la adhesión a la UE. Kosovo ha anunciado recientemente que lo solicitará próximamente, siendo el último de los Estados de los Balcanes Occidentales en hacerlo.

Estos acontecimientos plantean la perspectiva de una Unión Europea con 36 o más Estados miembros. ¿Cómo responderán los líderes de la UE a estas aspiraciones de adhesión? Algunos, encabezados por Polonia y los países bálticos, han instado a la UE desde el comienzo de la invasión rusa a que acoja la solicitud ucraniana. Advierten que negar a Ucrania el estatus de candidato enviaría un terrible mensaje a los ucranianos y un peligroso mensaje a Putin, quien afirma que su destino es "devolver" a Ucrania a la esfera de influencia rusa.

Un segundo grupo subraya que cualquier respuesta positiva a Ucrania no debe dejar atrás a los anteriores candidatos de los Balcanes Occidentales. Estos países llevan años esperando obtener el estatus de candidato (Bosnia y Herzegovina) o el inicio de conversaciones (Albania, Macedonia del Norte). Se preguntan : "¿Por qué centrarse sólo en Ucrania,? ¿Qué pasa con los demás?"

Un tercer grupo de Estados miembros, sin embargo, pide cautela. Les preocupa que la UE sea demasiado popular para su propio bien. Advierten que la ampliación excesiva la haría disfuncional. Sugieren que se ofrezca a Ucrania, como a otros solicitantes en los últimos años, una perspectiva vaga y condicionada.

Con la UE dividida, los riesgos para Ucrania y la UE no podrían ser mayores. Hacer frente a los retos que plantea la solicitud ucraniana requiere una visión estratégica del futuro de Europa. También requiere restaurar la credibilidad del actual proceso de adhesión.

Después de todo, incluso conceder a Ucrania el estatus de candidato no sería suficiente si al mismo tiempo se añaden condiciones que hacen que la perspectiva de la apertura de las conversaciones de adhesión sea muy lejana. Se repetiría el planteamiento de la UE con respecto a Macedonia del Norte, que se convirtió en candidata en 2005 y luego vio bloqueada su ambición durante los últimos 17 años. Como resultado, tras la concesión del estatus de candidato las relaciones entre la UE y Macedonia se deterioraron. Incluso la apertura de las conversaciones de adhesión podría no ser suficiente, si da lugar a un proceso de adhesión como el de Turquía (que negocia desde 2005), Montenegro (que negocia desde 2012) o Serbia (que negocia desde 2014), ninguno de los cuales parece estar hoy más cerca de la membresía que cuando comenzó.

En las últimas semanas, ESI ha defendido que existe un camino a seguir que responde a las preocupaciones de todos los Estados miembros. Se trata de conceder el estatus de candidato y abrir las conversaciones de adhesión ahora, y adicionalmente ofrecer lo siguiente:

Todos los países candidatos que cumplan los criterios de adhesión a la UE, incluyendo el respeto a los derechos humanos y el Estado de Derecho, deberían obtener pleno acceso a las cuatro libertades -libre circulación de bienes, personas, servicios y capitales- y al mercado único europeo. Los ciudadanos y las empresas gozarían entonces de los mismos derechos que disfrutan hoy los miembros de la UE o Noruega e Islandia.

Esta oferta debería hacerse a Ucrania, Moldavia y a cualquier democracia de los Balcanes que esté interesada. Se crea un objetivo alcanzable. Entre 2000 y 2002, Lituania, Letonia y Eslovaquia tardaron 34 meses en iniciar y completar sus negociaciones de adhesión. Polonia, Eslovenia y Chipre tardaron 56, y Rumanía y Bulgaria 58 meses. Ucrania podría ser miembro del mercado único, y los ucranianos podrían disfrutar de las cuatro libertades, dentro de unos años.

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Admitir en el mercado único a los países que cumplen los criterios de adhesión, incluido el Estado de Derecho, no complica la toma de decisiones de la UE. La incorporación al mercado único no requiere primero una reforma interna de la UE. Tampoco se corre el riesgo de que la UE sea disfuncional.

El instrumento para lograr estos fines ya existe: es el actual proceso de preadhesión. Cada año, la Comisión Europea publica informes sobre cuán lejos está cada candidato de los Balcanes Occidentales de cumplir las normas y requisitos de la UE para el mercado único -desde la política medioambiental hasta la política de competencia- y sobre el Estado de Derecho. Ahora debería hacerlo también con Ucrania y Moldavia.

Sin embargo, una vez que la Comisión confirme que un candidato cumple estas condiciones, el Consejo debería ofrecerle pleno acceso al mercado único y a las cuatro libertades, y negociar un tratado similar al ya existente entre la UE y la Comunidad de Transportes de los Balcanes Occidentales: una Comunidad Económica Europea II (CEE), centrada en las cuatro libertades como marco.

Winston Churchill. Photo: flickr / Levan Ramishvili Ursula von der Leyen and Volodimir Zelensky. Photo: flickr / Just Click's With A Camera

 

Una visión romana: cómo funciona la integración

En septiembre de 1946, Winston Churchill visitó Zúrich para "hablar de la tragedia de Europa" En un momento de guerra civil en Grecia y de represión estalinista en Europa Central, Churchill ofreció una visión de un futuro diferente:

"Hay un remedio que... podría cambiar todo el panorama como por ensalmo, y en pocos años podría convertir a Europa, o a la mayor parte de ella, en algo tan libre y feliz como es Suiza hoy en día ¿Cuál es ese eficaz remedio? Es volver a crear la familia europea, o al menos todo lo que se pueda de ella, y dotarla de una estructura bajo la cual pueda vivir en paz, seguridad y libertad."

En abril de 2022, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, hizo eco de Churchill en Kiev:

"estamos contigo cuando sueñas de Europa. Querido Volodymyr, mi mensaje de hoy es claro: Ucrania pertenece a la familia europea. Hemos escuchado tu petición, alta y clara. Y hoy estamos aquí para darte una primera respuesta positiva."

Churchill -un político de la oposición en 1946- tenía una visión que a muchos les parecía como un sueño. Von der Leyen, a la cabeza del ejecutivo de la UE, puede ofrecer mucho más que un sueño: un procedimiento concreto, un proceso de cómo integrarse en una estructura ya existente bajo la que Europa "pueda habitar en paz,  seguridad y  libertad."

El secreto de la integración europea ha sido convertir las visiones audaces en pasos técnicos y concretos.  Fueron los políticos realistas como Robert Schuman y Konrad Adenauer, inspirados por estrategas como Jean Monnet, quienes convirtieron el lenguaje elevado sobre una familia europea en instituciones sólidas.

Rome Treaties. Photo: Wikimedia Commons / Рома
Roma – donde nació la Comunidad Económica Europea

En marzo de 1957, los líderes de seis países de Europa Occidental se reunieron para firmar el Tratado de Roma el cual transformó su continente. Los líderes reunidos anunciaron que estaban:

"DECIDIDOS a asegurar, mediante una acción común, el progreso económico y social de sus respectivos países, eliminando las barreras que dividen Europa."

Su objetivo era político. Los medios eran económicos. Y su fin era eliminar las barreras que dividen a Europa mediante la creación de una Comunidad Económica Europea (CEE).

En Alemania, estos planes fueron controvertidos. Aunque el canciller Konrad Adenauer obtuvo el apoyo de la oposición socialdemócrata para este proyecto de integración europea, algunos de los principales ministros de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) de su gobierno se opusieron a sus planes. Fue necesario que el canciller se pusiera al frente de todo su gabinete para que apoyaran su proyecto.

Estas negociaciones también tuvieron lugar en tiempos de guerra. Mientras se negociaba el Tratado de Roma, el ejército francés protagonizaba la brutal batalla de Argel, torturando y ejecutando sumariamente a los prisioneros, en lo que París consideraba entonces territorio francés.

Commandos de Chasse of the 4th Zouave regiment. Photo: Wikimedia Commons / Unknown photographer
Guerra en la Argelia francesa, 1954-1962

Pero la CEE no sólo surgió, sino que sobrevivió al imperio francés y a la IV República Francesa, la cual se derrumbó un año después. También sobrevivió a las dictaduras de Franco y Salazar en España y Portugal, al Pacto de Varsovia y a la Unión Soviética. Se convirtió en un imán para otras democracias, que intentaron unirse a este acuerdo único.

Nathalie Tocci. Photo: Istituto Affari internazionali
Nathalie Tocci sobre el estatus de candidato de Ucrania y Moldavia

La CEE logró su éxito centrándose en la eliminación de barreras y la profundización de la integración económica. Como dijo recientemente en Viena la politóloga Nathalie Tocci, la integración europea fue desde el principio un "proyecto político con ropaje técnico."

 

La Europa negra, todavía

En 1990, todos los Estados europeos, Estados Unidos, Canadá y la Unión Soviética se reunieron en París para celebrar una nueva era de paz democrática:

"Europa está liberándose de la herencia del pasado... se ha abierto una nueva era de democracia, paz y unidad en Europa...un resuelto compromiso con la democracia basada en los derechos humanos y las libertades fundamentales; prosperidad mediante la libertad económica y la justicia social; e igual seguridad para todos nuestros países."    
Carta de París, 1990

Hoy, Europa Occidental se asemeja a la Europa de la paz prevista en la Carta de París: una región en la que el conflicto armado resultaba impensable. Nadie en La Haya hace planes de contingencia para una posible invasión de Francia o Alemania; nadie en Bucarest y Vilnius se imagina conflictos armados con Hungría o Polonia.

Al mismo tiempo, gran parte de la Europa  de la posguerra fría siguió siendo un continente en guerra.

En las tres décadas transcurridas desde 1990 hubo 19 guerras o conflictos armados en Europa. Sólo uno tuvo lugar en el viejo Occidente: los "Problemas" en Irlanda del Norte, que terminaron con el acuerdo de Viernes Santo/Belfast de 1998. Todos los demás conflictos armados afectaron al desarrollo de la mitad del Este y Sureste del continente. Muchos siguen sin resolverse aún hoy.

Stuttgart, mayo 2022:
Guerra y paz en la Europa post-1990

Armed conflicts from 1990 to 1999. Map: ESI
Ein Bild, das Toilettenartikel, kosmetisch enthält.

Automatisch generierte Beschreibung  Conflictos armados desde 1990 hasta 1999
Chart

Description automatically generated with medium confidence Desde 2000

Eslovenia, 1991
Croacia, 1991-1995 (con un alto el fuego entremedio)
Bosnia and Herzegovina, 1992-1995
Kosovo, 1998-1999
Serbia, 1999
Macedonia del Norte, 2001
Turquía-PKK, 1990s
Turquía-PKK, 2015-actualidad

Osetia del Sur, 1991-1992
Transnistria, 1992
Abjasia, 1992-1993
Armenia-Azerbaiyán, 1992-1994
Guerra de Chechenia, 1994-1996
Guerra de Chechenia, 1999-2000
Rusia-Georgia, 2008
Ucrania oriental, 2014-actualidad
Armenia-Azerbaiyán, 2020
Rusia-Ucrania, 2022

En una parte de Europa, las fronteras nacionales se volvieron más permeables, luego invisibles. La integración europea se convirtió en el proyecto de eliminación de barreras más exitoso del mundo. Incluso las democracias que decidieron no adherirse a la UE se vieron atraídas: Islandia, Noruega y Suiza pasaron a formar parte de Schengen; Islandia y Noruega también forman parte del mercado único europeo. Este proceso se desarrolló sin que un centro imperial impusiera su control. Fue una integración entre iguales, formada en torno al mayor mercado del mundo.

En otras partes de Europa, las fronteras siguieron disputándose con sangre y amargura. Es de esta trágica jaula de la que intentan escapar los ucranianos.

Para lograrlo, los ucranianos deben luchar primero contra Rusia. De ahí su primera prioridad: obtener las armas necesarias para defender sus hogares.

Ukraine’s application for EU membership. Photo: Office of the President of Ukraine

Al mismo tiempo, ellos finalmente están haciendo lo que otras democracias recién independizadas hicieron tras el fin de la Guerra Fría. El 28 de febrero de 2022, cuatro días después del inicio de la invasión rusa, el presidente ucraniano Zelensky firmó una solicitud oficial de adhesión de Ucrania a la UE. El 24 de marzo, Zelensky se dirigió a los líderes de la UE en la reunión del Consejo Europeo, pidiendo a todos los Estados miembros que apoyaran la adhesión de Ucrania.

¿Por qué Ucrania buscó la adhesión a la UE en medio de una guerra, mientras su capital seguía bajo asedio? ¿Por qué los funcionarios ucranianos rellenaron las respuestas a miles de preguntas planteadas por la Comisión Europea, mientras las batallas se extendían por su país? Para entender la urgencia, veamos de nuevo en qué consiste esta guerra.

 

Colonias y colonizadores

La guerra contra Rusia no sólo se disputa para defender a los hogares ucranianos frente a un agresor. También se lucha por visiones radicalmente diferentes del futuro de Europa.

Una visión fue la ofrecida la semana pasada por el presidente ruso Vladimir Putin, cuando explicó que todos los países son soberanos o colonias:

"Para reclamar algún tipo de liderazgo, ni siquiera estoy hablando de liderazgo global, me refiero a liderazgo en cualquier área, cualquier país, cualquier pueblo, cualquier grupo étnico debe garantizar su soberanía. Porque no hay término medio, ningún estado intermedio: o un país es soberano, o es una colonia, no importa cómo se llamen las colonias."

Vladimir Putin: "Either a country is sovereign, or it is a colony, no matter what the colonies are called"
Junio 2022

Los Estados soberanos pueden defenderse. Para Putin, este es el caso de las potencias nucleares como Rusia, China, Estados Unidos e incluso, como señaló con aprobación, Corea del Norte.

Ucrania, para Putin, no es soberana en este sentido. A Ucrania no le queda más remedio que ser parte de un Imperio. Su destino es ser conquistada y controlada, y la única pregunta es por quién: Rusia o Estados Unidos. Por lo tanto, cualquier asociación de Ucrania con la OTAN o la UE se considera una amenaza, no porque pueda conducir a un ataque contra una superpotencia nuclear como Rusia, sino porque impediría a Rusia afirmar su control sobre su antigua colonia. Como advirtió Putin en las semanas previas a la guerra:

"Me parece que a Estados Unidos no le preocupa tanto la seguridad de Ucrania... sino que su principal tarea es contener el desarrollo de Rusia. En este sentido, la propia Ucrania es sólo una herramienta para alcanzar este objetivo."

Las colonias están condenadas a ser herramientas de las grandes potencias, según Putin. Que Ucrania y otros estados europeos débiles sean la herramienta de Rusia para recuperar su gloria.

Map of the Bloodlands. Photo: Twitter / @RutheniaRus Timothy Snyder: Bloodlands. Photo: Wikimedia Commons

Esta es una visión del pasado, el presente y el futuro de Europa que proyecta la sombra más oscura posible sobre Ucrania, y sobre la región entre Alemania y Rusia que el historiador Timothy Snyder ha llamado las "Tierras de sangre". Una región que fue testigo de muchos de los peores crímenes y atrocidades del siglo XX.

Timothy Snyder: The Nation-State and Europe, 1918 and 2018. Screenshot: YouTube / IIR Prague
Timothy Snyder en Praga, 2018

En su discurso en Praga en 2018, Snyder advirtió a su audiencia que no había una historia feliz de estados-nación en esta región, sino una historia trágica de ocupación extranjera y violencia horrible. Tras el colapso de los tradicionales imperios terrestres de los Habsburgo, los Hohenzollern y los Romanov en 1918, surgieron nuevos estados independientes en Europa Central. Sin embargo, estos estados sólo pudieron mantener su independencia durante un breve periodo: unos pocos meses en el caso de Ucrania, Armenia o Georgia, que fueron reconquistadas por los bolcheviques. Unas décadas en el caso de Polonia, Checoslovaquia y los países bálticos, que fueron ocupados por los ejércitos de Hitler o Stalin. Como dice Snyder:

"¿No es interesante que cada uno de los nuevos estados nacionales creados por los acuerdos de paz de París de 1918 y posteriores, cada uno de ellos deja de existir en dos décadas? ¿Es simplemente una coincidencia? ... No sólo fracasan todos estos nuevos estados formados después de 1918, sino que todo el territorio de Europa del Este gobernado por estos tratados, con excepción de Austria, cae después bajo la dominación soviética. Lo que yo diría que es una señal no del éxito de los estados nacionales, sino de la continuación del imperio, ahora en una forma diferente."

La Rusia oficial de Putin lleva mucho tiempo alabando los éxitos en política exterior de su gran constructor del Imperio del siglo XX, José Stalin, en películas, museos y libros de texto de historia. La narrativa de la reconquista imperial también ha inspirado recientemente a Putin a compararse con el zar Pedro I.

En los ojos de Putin sólo hay una opción para los vecinos de Rusia: "volver" al estatus de estados vasallos. Si tienen suerte, podrían acabar como la actual Armenia. Si tienen menos suerte, podrían parecerse a la Bielorrusia de Lukashenko. Y si se resisten al control imperial, verán cómo sus ciudades sufren el destino de Grozny o Mariupol.

Vladimir Putin and Czar Peter. Photo: kremlin.ru
Putin y Pedro

Los puntos de vista de Putin son aterradores y evocan los períodos más oscuros del siglo XX en Europa. Al mismo tiempo, la reticencia a desprenderse de colonias, dependencias y vasallos no es específicamente rusa.

Después de la Segunda Guerra Mundial, muchas democracias europeas siguieron manteniendo amargas guerras para conservar el control de sus colonias asiáticas: los británicos en Malasia, los holandeses en Indonesia, los franceses en Indochina. Lucharon en "operaciones especiales" en África, desde Argelia hasta Kenia. Lucharon contra los movimientos anticoloniales en Europa, como en el caso del Chipre controlado por los británicos. Desde el Reino Unido hasta Francia, desde España hasta Portugal, las potencias coloniales no aceptaron la pérdida de las colonias con gracia. Al final, aprendieron por las malas que el colonialismo no podía mantenerse. Pagaron un alto precio por aceptarlo, aunque un precio mayor lo pagaron los vietnamitas y los argelinos, los kenianos y los angoleños. Fue la derrota en el campo de batalla -o las victorias pírricas- lo que liberó a las democracias europeas de la posguerra de peligrosas ilusiones. Ilusiones que siguen dominando la cultura política de la Rusia actual.

Euromaidan 2014. Photo: Twitter / @andrewsweiss
Los ucranianos mirando a Occidente: la revolución de la dignidad en 2014

 

Estatus de candidato y más – para Ucrania y otros

No existen buenas razones para no conceder a Ucrania el estatus de candidato este mes de junio. Los dirigentes de la UE concedieron el estatuto de candidato a Turquía hace 23 años, en 1999, cuando este país aún aplicaba la pena de muerte. También se lo concedieron a Macedonia del Norte en 2005. En ninguno de los dos casos el estatus de candidato conlleva una adhesión acelerada.

Al mismo tiempo, la apertura de las conversaciones de adhesión con muchos más países plantea preguntas difíciles a la UE. ¿Hasta qué punto está preparada para otra gran ampliación, para una Unión Europea de 35 o más miembros? En este momento, sin duda alguna, la respuesta honesta en París, La Haya, Berlín y Copenhague, sería: no del todo.

Este no es un debate que la UE vaya a resolver en los próximos días, aunque algún día tenga que empezar. Sin embargo, lo que se puede hacer ahora, en respuesta a las solicitudes de Ucrania y Moldavia, es replantear el actual proceso de adhesión que resulta disfuncional.

Si el 2022 ve la apertura de nuevas conversaciones de adhesión, esto debería ir acompañado de negociaciones que conduzcan también a una Comunidad (Económica) Europea abierta a todas las democracias europeas, incluidos los Balcanes Occidentales. Lo que se necesita es una poderosa herramienta para acelerar, en la tradición de Schuman y Monnet, la "eliminación de las barreras que dividen a Europa."

Esto sería visionario y familiar, ya que algo similar se ha hecho antes. Así es como Finlandia, Suecia y Austria se unieron primero al mercado único en 1994 y luego a la UE en 1995. Esta fue la visión del legendario presidente de la Comisión, Jacques Delors. En su discurso inaugural ante el Parlamento Europeo en enero de 1989, Delors planteó la cuestión de cómo "reconciliar el éxito de la integración de los Doce sin rechazar a los que tienen el mismo derecho a llamarse europeos." Delors se refería a Austria, Suecia, Noruega y Finlandia. Entonces les ofreció una "asociación más estructurada con instituciones administrativas y de toma de decisiones comunes."

Tres años después, el 2 de mayo de 1992, Austria, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia firmaron el acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo (EEE). Se convirtieron en miembros del mercado único el 1 de enero de 1994.

Este proceso en dos etapas no fue un desvío. Hizo más probable la adhesión a la UE. Veli Sundbäck, el antiguo principal negociador de Finlandia, estaba de acuerdo: "Para nosotros en Finlandia, el EEE facilitó mucho nuestras negociaciones de adhesión." Como dijo Anders Olander, antiguo negociador sueco:

"Para mi país, Suecia, fue un paso adelante hacia la plena adhesión a la UE. Sin el Acuerdo sobre el EEE y el proceso que condujo a él -la mejor escuela de integración europea que se me ocurre- no habríamos podido concluir nuestras negociaciones de adhesión tan fácil y rápidamente como fue el caso."

Europe and Russia. Cartoon:

 

Un momento de liderazgo

El momento actual de la historia europea exige la imaginación práctica de un Jacques Delors. ¿Conseguirá Ursula von der Leyen algo parecido?

El momento actual requiere el realismo audaz de quienes negociaron la Comunidad del Carbón y del Acero y el Tratado de Roma. ¿Puede Charles Michel ser el Paul-Henri Spaak, Emmanuel Macron el Robert Schuman y Olaf Scholz el Konrad Adenauer de esta generación?

El momento actual exige una visión de audacia "churchilliana", que sin embargo debe traducirse en pasos técnicos concretos, en la tradición del vendedor de coñac Jean Monnet, que siempre se centró en lo que Robert Schuman llamaba "realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho."

Por supuesto, Ucrania en 2022 no es Suecia o Austria en 1994. Es un país en guerra en un continente al límite, al comienzo de una nueva Guerra Fría. Pero esto hace más, y no menos, urgente una estrategia sólida para la futura integración europea.

El ataque a Ucrania del 24 de febrero de 2022 hizo evidente que la Unión Europea también debe prepararse para defender a sus miembros de la amenaza de una Rusia revanchista. Las democracias europeas han conseguido seguridad en las últimas décadas gracias a su alianza con las grandes democracias del otro lado del Atlántico, sobre todo Estados Unidos, pero también Canadá.

Sin embargo, si un día las democracias europeas ya no pueden confiar en Estados Unidos para su seguridad, deberán ser capaces de defenderse por sí mismas para defender su proyecto anti imperial. Entonces querrán tener de su lado el mayor número posible de democracias. Una Ucrania democrática que haya desafiado a una Rusia hostil sería un valioso aliado.

Un aliado, no una carga: así es como los líderes europeos deberían pensar en Ucrania en los próximos días, mientras toman decisiones históricas.  

Atentamente,


Gerald Knaus